Un Mensaje del Rector

11 de julio de 2021

Queridos Amigos en Cristo,

Para mí fue tan gratificante ver algunas caras nuevas en Misa el pasado domingo―el primero sin la dispensación de la Misa. Mientras mis ojos recorrían la Catedral también reconocí muchas caras, por supuesto, muchísimas, y me sentí bendecido de estar junto a ustedes en este peregrinaje.

Para aquellos que se han acostumbrado a ausentarse de la Misa durante los últimos 15 meses, aprovecho este momento para alentar y exhortarlos a ustedes a regresar.

La Catedral de San Mateo de por sí es una maravillosa comunidad de fe, pero es aún más fuerte y vital cuando ustedes están presentes y participando en la mesa de la Palabra y la mesa de la Eucaristía. Cuando ustedes rinden culto y se alimentan espiritualmente aquí semana tras semana, la oración en conjunto es mucho más poderosa, y así también es el acercamiento que podemos ofrecer a los pobres, desamparados, necesitados, enfermos, inmigrantes, refugiados. Ambos―la oración comunal y el acercamiento en caridad ―son labores a las que nos llama Jesús. Son la sangre que da vida a nuestra querida parroquia.

En este período de transición, les exhorto a que, por medio de su participación, hagan de la Misa una parte central de sus vidas y la vida de sus familias cada domingo. En nombre de nuestro dedicado equipo pastoral que ministra aquí junto conmigo, les aseguro que nosotros estamos comprometidos a trabajar con ustedes y para ustedes, para hacer de San Mateo―

  • un lugar donde todos sienten la bienvenida de Cristo;
  • un lugar donde sus necesidades son atendidas pronta y cortésmente;
  • un lugar donde podemos encontrar a Cristo en liturgias de oración celebradas con belleza y reverencia;
  • un lugar donde el Evangelio de Cristo es proclamado convincentemente día a día, desde el púlpito y en todos los programas de nuestra parroquia;
  • un lugar donde ustedes y sus niños reciben oportunidades para profundizar su conocimiento de la fe a través de programas de formación de fe, celebraciones y eventos; y
  • un lugar donde cada uno tiene la oportunidad de ofrecer su tiempo y dones al servicio de la Iglesia y de los pobres.

Durante este regreso a la Misa, es mi deseo que nos unamos en comunidad más que antes para dar testimonio en nombre de Cristo a un mundo que desesperadamente necesita de su amor salvífico.

Sinceramente en Cristo,

Msgr. Jameson